Es habitual encontrar ofertas de trabajo (aunque en realidad hay pocas ofertas) basadas en la titulitis.
Normalmente se requiere formación superior, dominio de varios idiomas, carnet de conducir, formación en programación de autómatas, electrónica, etc.
Además, todo debe ser demostrable con titulaciones, y debes tener bastante experiencia, si es dentro del mismo sector, mucho mejor.
Esto está bien si quieres trabajar en una gran empresa, con un gran sueldo y debes realizar trabajos con una gran complejidad técnica.
El problema es que en la práctica, muchas de estas ofertas se refieren a puestos de trabajo con salarios mediocres, donde no vas a reparar ni programar nunca un autómata, ni placas electrónicas, y estarás engrasando máquinas y aflojando tornillos.
Al cabo de un tiempo abandonarás la empresa para buscar una oportunidad mejor, o lo que es peor, te quedarás, desperdiciando todo el tiempo, dinero y esfuerzo invertido en tu formación.
Seguramente los responsables de la empresa acaben pensando que es difícil encontrar personal cualificado, y crean que la culpa es que el nivel formativo en general es muy bajo.
Lo que a veces no se entiende, es que con salarios mediocres encontrarás profesionales mediocres, y si quieres a los mejores deberás atraerlos.
Como dijo James Goldsmith, si pagas con cacahuetes, tendrás monos
El ejemplo más notable es la increíble cantidad de personas con titulación universitaria que trabajan en restaurantes de comida rápida.
Una de las causas de este fenómeno es que los responsables de selección de personal no tienen herramientas para conocer a una persona a fondo, viendo únicamente su curriculum o en una entrevista de treinta minutos.
Lo ideal es tener referencias sobre el candidato. En el mejor de los casos sabremos cómo trabaja, sus conocimientos, cuál ha sido su comportamiento, su relación con el equipo, etc. Pero en el mundo real esto ocurre en muy pocos casos.
Para solucionar este problema, normalmente se recurre al papeleo. Si una persona ha terminado su carrera universitaria, se supone que es aplicada, disciplinada, constante, acata las normas, es fácil de formar… En definitiva, lo que menos importa es el conocimiento técnico de la persona, es decir, sus titulaciones solo sirven para dar pistas sobre su actitud.
El problema es que este método provoca un choque entre los intereses del empleado y los del empleador.
El estudiante que decide matricularse en una determinada carrera no lo hace para demostrar que es una persona aplicada, constante (y todo lo que he dicho antes), sino que desea formarse en un oficio, para dedicarse a él durante su carrera profesional.
Ejemplo absurdo #1: Un estudiante de latín, si acaba trabajando en un McDonald’s, no aprovechará sus conocimientos, salvo que deba servir un BigMac a un legionario de la antigua Roma, lo que es verdaderamente difícil.
Nuestros padres nos han transmitido un mensaje subliminal, que relaciona nuestra capacidad para el aprendizaje con la bondad, y otros adjetivos relacionados.
Ejemplo absurdo #2: Cuando alguien nos preguntaba “¿cómo va el cole? ¿sacas buenas notas?”, en realidad quería decir “¿eres un buen chaval y obedeces todo lo que te dicen los adultos que solo quieren lo mejor para ti, o no estudias porque solo piensas en irte a un parque a fumar porros, maltratar a animales abandonados, y jugar con navajas?”.
Muchos personajes que hoy sirven como ejemplo en las escuelas fueron expulsados o abandonaron los estudios. Steve Jobs dejó la universidad y sin embargo seguía asistiendo a algunas clases, solo por curiosidad. No era una mala persona, ni poco constante. Simplemente no encontraba en la formación reglada la forma de cubrir sus necesidades en ese momento. Albert Einstein era un mal estudiante, y sus profesores no creían que tuviese demasiadas cualidades intelectuales.
Qué actitudes debes tener
Una vez aclarado que las actitudes son muy importantes, deberás saber lo que necesitas para potenciarlas.
Hay comportamientos que son parte de la personalidad, y cuesta mucho modificarlos. Sin embargo, la mayoría de actitudes se pueden trabajar y modificar con los hábitos y conocimientos adecuados.
Si dedicas un poco de esfuerzo a modelar tu actitud, para adaptarla a tu oficio, conseguirás mejorar muchísimo tu vida profesional.
También es importante conocerte antes de decidir cuál será tu oficio, porque algunas actitudes pueden perjudicarte, y quizás sea mejor elegir otro rumbo antes de dedicar media vida a cambiar tus hábitos y creencias.
Si trabajas tu actitud en tu etapa de estudiante, disfrutarás de las ventajas desde que inicies tu carrera laboral. Si ya llevas mucho tiempo en el oficio, podrás mejorar los aspectos que te molestan o hacen que acabes quemándote, y potenciar los que te motivan.
Cada persona tiene unas actitudes distintas, y ninguna es buena o mala por sí misma. Los problemas aparecen cuando nuestra actitud es contraria a lo que estamos haciendo en cada momento.
Si no crees que se pueda actuar sobre las actitudes, te pondré un ejemplo absurdo:
Ejemplo absurdo #3: Un cirujano está operándote, es una intervención delicada y puedes morir en cualquier momento. Sin embargo, como solo están usando anestesia local, puedes oír sus conversaciones, y resulta que están hablando de la receta de pollo al limón, mientras se oye en la sala de operaciones el primer disco de Camela. Parece que tu vida no le importa lo más mínimo, pero si fuese así, quizás se dedicaría a otra cosa menos desagradable que ver y tocar tus vísceras ensangrentadas. El objetivo de esas conversaciones y esa música es ayudar para evitar reflexionar sobre la transcendencia de su trabajo. Si piensas en que un desvío en el corte del bisturí provocará una muerte, con su respectivo velatorio y funeral, además del futuro incierto de unos niños huérfanos, seguramente no te ayude a concentrarte en la parte técnica de la intervención. Por lo tanto, el día que me operen, que me dejen escoger a mí la música, que les pondré algo muy alegre.
Para mí, hay actitudes realmente importantes para dedicarte a la reparación:
- PACIENCIA. Hay acciones que requieren seguir unos pasos y actuar en función de los resultados, por lo que no siempre podremos actuar como algunos médicos de familia, que mientras le explicas que tienes tos ya están redactando la receta del jarabe. No hay que confundir la paciencia con la pereza. Si una máquina se detiene, la solución no es tomarte un café para no precipitarte. Tómate el tiempo que necesites para considerar las opciones y trabajar con seguridad, ni más ni menos.
- CONSTANCIA. Una vez oí a una persona decir “si tuviese que elegir entre tener un hijo inteligente o tener un hijo constante, elegiría lo segundo, porque le iría mejor en la vida”. La constancia es la capacidad de mantener el enfoque y no dejar un trabajo a medias. Esta actitud es muy necesaria cuando no sabemos hacer algo, y pensamos en abandonar y dedicarnos a otra cosa más sencilla. Para mejorar la constancia debemos modificar los hábitos para que nos resulte cómodo y gratificante hacer trabajos largos o pesados. No hay que confundir la constancia con la cabezonería, que sería hacer algo hasta el final aunque no tenga sentido, con el único objetivo de no rendirnos. A veces un trabajo deja de tener sentido, y hay que saber darse cuenta y buscar otra alternativa.
- CURIOSIDAD o GANAS DE APRENDER. Parece evidente, pero muchos “profesionales” creen que ya han aprendido todo lo que necesitaban durante su etapa de estudiantes, y se cierran a nuevos conocimientos. Sin ganas de aprender, solo puedes aspirar a trabajos sencillos que existen desde siempre, como barrer. Ganas de aprender no siempre es sinónimo de ganas de estudiar. Hay formas de aprender sin estudiar, y afortunadamente cada día más.
- AUTOESTIMA. Si no te crees capaz de reparar cualquier avería que se te presente, perderás las ganas de intentarlo. Eso no significa que conseguirás hacer un buen trabajo solo por desearlo. Deberás tener unos conocimientos mínimos, así que no es como pedir un deseo cuando ves una estrella fugaz. Sin embargo, si realmente crees que es posible, tendrás la motivación suficiente para esforzarte, buscar la información que necesitas, y finalmente superar el reto. No confundir autoestima con prepotencia.
- HUMILDAD. A veces un exceso de autoestima te puede hacer creer que vas a superar cualquier reto simplemente porque eres el mejor, el más listo y el más guapo. Lo bueno es que en el tema de las reparaciones, siempre hay un problema que se resiste, y finalmente recibes una bofetada en la cara que te recuerda que eres una persona, y aún puedes mejorar mucho. La humildad también te ayuda a no prometer ni garantizar cosas que no puedes cumplir. Si le dices a todos tus clientes que eres capaz de reparar cualquier cosa, crearás desconfianza, sobre todo si al final no lo consigues.
- PASIÓN y VOCACIÓN. Si no te gusta un oficio, elige otro lo antes posible. No pierdas el tiempo. Trabajando en algo que no te gusta, o con lo que no te sientes realizado, solo consigues que las semanas pasen esperando al viernes por la tarde, y el lunes por la mañana odies tu vida. Busca tu vocación, eso que harías gratis si no necesitases el dinero, por lo que sientas verdadera pasión. Hay millones de oficios distintos, por lo que seguro que encuentras el tuyo. Decir que no hay trabajo y que debes aceptar lo que te ofrezcan es solo una excusa para no esforzarte o responsabilizarte de tus decisiones. No importa la economía o las circunstancias que te rodean. Si no puedes cambiar hoy, seguramente puedas hacerlo próximamente, así que puedes ir preparándote para el cambio en vez de evitarlo.
- HONESTIDAD. No mientas. Así de fácil. No necesitas engañar a nadie para tener éxito. Reconoce tus limitaciones. No puedes saberlo todo, y que no sepas hacer algo hoy no significa que no puedas aprenderlo mañana. Es mejor decir que no lo sabes hacer, antes de romper algo más y que deba solucionarlo otro. [piopialo]Si tu jefe prefiere oir lo que quiere antes que oir la verdad, necesitas cambiar de jefe[/piopialo].
Qué cualidades debe buscar el empleador
En el lado contrario, el responsable de seleccionar a un empleado debe definir las actitudes que busca en los candidatos.
- EFICACIA. Si tu trabajo no ofrece resultados, tu salario solo es un gasto para la empresa. Debes realizar tu trabajo con eficacia, consiguiendo un resultado correcto en el menor tiempo posible. No se trata de correr, sino de optimizar el tiempo. Si reparas una máquina al cabo de una semana de trabajo, el resultado puede ser correcto, pero hubiese sido más rentable buscar a otra persona más especializada. Por el contrario, si eres rápido pero no resuelves el problema de de forma correcta, al cabo de poco tiempo habrá que dedicar más tiempo y dinero en repasar tu trabajo, o rehacerlo completamente. Para ser eficaz, es importante conocer el oficio, pero como eso no es posible cuando acabas de entrar en el mercado laboral, debes buscar las vías alternativas que te permitan solucionar los problemas. Pregunta a los veteranos, aprende a dominar Google para localizar los datos en poco tiempo, y haz todo lo posible para encontrar la forma de solucionar los problemas que no dominas.
- PROACTIVIDAD. Ser proactivo significa adelantarte a las situaciones. No tiene nada que ver con ser vidente, simplemente significa que no deberían estar diciéndote continuamente lo que has de hacer, ni debes esperar sentado a que te den una orden. La empresa deberá transmitirte su política, para que sepas cómo decidir las prioridades. Además, casi siempre tendrás a otra (o muchas) persona con la que debas estar coordinado, sea un superior o no. Cada vez son más habituales las organizaciones horizontales, donde no hay apenas jerarquías, por lo que es posible que debas organizar tu trabajo con otras personas de tu mismo rango. Para evitar conflictos, la gerencia debe elaborar una política donde se definan las prioridades, por ejemplo dar prioridad siempre a la seguridad de las personas, después a los pedidos atrasados, conservacion de la maquinaria, limpieza, etc. Esta política no es igual en todas las empresas, por lo que no siempre se puede dar por sentado un sistema, por evidente que parezca. Lo que sí es bastante general, es que un exceso de jerarquía es muy perjudicial para la empresa. Ejemplo absurdo #4: algunas operadoras de telefonía tienen a un ejército de teleoperadores para resolver tus problemas, pero cuando ocurre una situación algo distinta de lo habitual, te dejan a la espera mientras preguntan a un superior, llegando a oir a veces cómo se preguntan y responden entre ellos, para que al final te pasen la llamada a otro departamento, donde se repite la misma escena, entrando en un bucle donde nadie soluciona nada. El resultado es convertir a un cliente en excliente.
- RESPONSABILIDAD. Es evidente que la responsabilidad es una de las cualidades más necesarias para generar confianza. Lo malo es que a veces olvidamos lo que es realmente. Tener responsabilidades no es ganar más porque tengas a varias personas a tu cargo. La responsabilidad es hacerte responsable de tu trabajo, ni más ni menos. Me hace mucha gracia (bueno, en realidad no me hace ninguna) escuchar a los dirigentes del país, que son responsables de la gestión y la elaboración de leyes que condicionan la vida de todos sus ciudadanos, subirse los sueldos porque se creen muy importantes, mientras usan excusas de niño para no asumir su absoluta incompetencia. Intenta decir en una entrevista de trabajo que conoces a la perfección el oficio y serás capaz de resolverlo todo, y una vez conseguido el puesto argumentar que “la realidad te impide hacer lo que tenías pensado”. Estarás despedido en cuestión de segundos. Y recuerda que la responsabilidad también es cuidar de tus herramientas, no dar golpes a una máquina porque estés enfadado, y tratar a todo el mundo con educación y respeto.
- CURIOSIDAD. Parece un poco absurdo, porque normalmente asociamos la curiosidad con querer saber cosas que en realidad no nos importan, como la vida privada de los demás. En realidad la curiosidad es lo que nos motiva para buscar en Google toda la información que podamos sobre un sensor que acabamos de ver en una máquina y no sabemos muy bien de qué se trata. Con el tiempo, este aprendizaje basado en consultar todos los aspectos técnicos que despierten nuestra curiosidad, nos ayuda a mejorar nuestras capacidades técnicas. Llega un momento en el que solo viendo una máquina, deducimos rápidamente el funcionamiento general de todos sus elementos, sin necesidad de seguir esquemas o planos. Esto ayuda enormemente a diagnosticar un problema mucho más rápido.
- AMBICIÓN. A menudo confundimos la ambición con la codicia. Para mí, la ambición es la capacidad de superación, es decir querer mejorar continuamente y superar retos cada vez mayores. Si te conformas con hacer solamente el trabajo fácil, por un lado tendrás un empleo muy monótono, y por otro, cualquiera podrá sustituirte, por lo que no serás muy competitivo en el mercado laboral. Eso significa tener salarios mediocres o trabajar muchas horas. Si eres ambicioso, formarte para mejorar tu eficacia será algo natural y no te costará mucho esfuerzo. Por lo tanto, considero que las ganas de aprender, y por lo tanto también la curiosidad, son resultado de la ambición, así que si no tienes ganas de aprender, seguramente te falte ambición. Una persona sin ambición solo aspira a que sean otros quienes le escojan para trabajar, decidan sus condiciones laborales, y en definitiva, tomen sus decisiones. Algunos empleadores creen que la ambición son las ganas de conseguir ascensos, y si se trata de una empresa pequeña rechazan a las personas ambiciosas, creyendo que se irán cuando no consigan ascender en la jerarquía.
- VOCACIÓN. Si contratas a una persona a la que le apasiona cocinar tartas, no esperes que esté toda la vida cocinando pan. Con el tiempo, intentará que tu empresa cocine tartas, o acabará yéndose a otra donde pueda hacerlo. Es importante conocer la vocación de un candidato, sobre todo si buscas a un empleado que haga bien su trabajo durante muchos años. Si eres el dueño de un restaurante de comida rápida, no esperes que un licenciado en latín (creo que esta carrera no existe, debería poner la etiqueta de ejemplo absurdo) se jubile cocinando hamburguesas.
- HONESTIDAD. No solo hay que buscar personas honestas, sino que también hay que ser honestos con ellas, y premiarles por serlo. Ocurre con demasiada frecuencia que los trabajadores mienten porque saben que decir la verdad les provocará problemas, así que se inventan excusas para eludir su responsabilidad, y así todo el mundo queda contento. Es mejor que te digan la verdad, que reconozcan que se han equivocado, pero para eso debes hacer el esfuerzo de reconocer que se han arriesgado a asumir las consecuencias en vez de inventar una excusa. No es necesario extender un cheque para premiar su sinceridad, es suficiente con reconocer que valoras su honestidad.
Cómo comprobar si cumples los requisitos
Ahora viene el problema más grave. ¿Cómo puede averiguar un empleador si los candidatos tienes las cualidades necesarias?
En el momento que dejamos de fijarnos en las titulaciones, valorar las actitudes es muy complicado. Se trata de un ejercicio de psicología, para el que no solemos estar preparados.
La forma más eficaz es “probar” al candidato. Es decir, lo contratamos por un período determinado, y durante ese tiempo ponemos a prueba su actitud.
Si este tiempo es el apropiado, es difícil que un candidato cambie notablemente su actitud cuando ya se sabe seleccionado. Sobre todo en la actualidad, donde mantener un puesto de trabajo durante años no es demasiado habitual.
Ejemplo absurdo #5: En el caso de la mayoría de funcionarios no hay período de prueba. Al principio, antes de conseguir el empleo, se les exige muchísimo esfuerzo, preparándose para un proceso de selección que puede incluir exámenes de conocimientos, pruebas físicas, o valoraciones psicológicas. Una vez superado, el nivel de exigencia es totalmente distinto. Su salario queda prácticamente asegurado mientras no hagan alguna barbaridad. Este sistema propicia que los menos ambiciosos, o quienes tienen poca vocación por ese oficio, puedan encontrar un puesto en el que enquistarse, donde no necesiten ser eficaces, proactivos, o ni siquiera responsables para mantener su puesto. Seguro que alguna vez te has encontrado con alguna de estas personas, que por suerte son pocas y cada vez menos.
No siempre es posible ir probando candidatos durante un tiempo, porque el proceso puede ser muy largo si no encuentras a la persona adecuada, o simplemente no hay nadie que pueda estar supervisando su trabajo.
También hay candidatos que rechazan aceptar empleos con período de prueba, quizás porque ya tienen un empleo y no quieren arriesgarse a perder los dos. Algunas empresas usan los períodos de prueba como comodín para ir probando personas, hasta conseguir al empleado perfecto. Al final resulta que la mayoría de la plantilla está en período de prueba, y eso no es muy sostenible. Cuando contratas a alguien con la condición de superar un período de prueba, debes asumir que se quedará si ha demostrado cumplir los requisistos.
En el peor de los casos, solamente tenemos una entrevista como herramienta para seleccionar a un candidato.
Hay preguntas que ayudan a conocer a la persona, aunque sea muy por encima. La cuestión es que, una vez contratado, si el empleado demuestra que ha mentido sea despedido, porque seguramente ha dejado de cumplir dos actitudes, una de ellas la honestidad. Cuanto antes se detecte este comportamiento, mejor para todos.
Por ejemplo, para valorar la vocación de un candidato a electricista, habrá que saber si las averías eléctricas en su domicilio las repara él mismo o recurre a un profesional.
Para valorar su ambición habría que interesarse por su formación, tanto reglada como autodidacta. Si se ha esforzado en aprender por su cuenta todo lo relacionado con su oficio, está demostrando tener casi todas las actitudes que buscamos.
La formación autodidacta es un buen indicador del compromiso de esa persona con su oficio. Estudiar una carrera universitaria a veces es un enorme esfuerzo, cuyo único fin de conseguir una titulación, mientras que estudiar e investigar sin recibir ningún tipo de documento que lo acredite, tiene como objetivo mejorar como profesional. Por lo tanto, yo me quedo siempre con lo segundo.
Te toca opinar
Esta es mi opinión sobre un tema delicado e importante, porque muchas veces se desperdician grandes profesionales por no adaptar su potencial al puesto de trabajo adecuado y, por el contrario, una persona inadecuada para un puesto puede acarrear muchos problemas para la empresa.
No he hablado de conocimientos, sino de actitudes, para no extenderme, aunque no lo he conseguido, porque quería escribir unas 1000 palabras y han salido más de 3000. Gracias por aguantar hasta el final.
Me interesa mucho tu opinión. ¿Crees que generalmente se hace una selección de personal correcta? ¿Qué actitud crees que es más importante? ¿Te han gustado los ejemplos absurdos? ¿Qué actitud añadirías o restarías de las comentadas?
Si te ha gustado, no olvides compartirlo en tus redes sociales, puede que a tus contactos les interese.
Miguel dice
Que grande eres, Rafael.
Yo creo que en la mayoría de las ofertas de trabajo que me he apuntado, me has descartado por la edad. Por tener tan solo 54 años.
¡¡ Ellos se lo pierden !!
Miguel dice
“me han descartado”, quise decir…
Eugenio Nieto dice
Claro, es que con esa edad todavía no estás preparado para asumir responsabilidades.
Necesitas un tiempo para “sentar la cabeza”.
🙂 🙂 🙂
Ahora en serio. Me sorprende mucho la cantidad de buenos profesionales que están en un “limbo” laboral, donde paradójicamente no encuentran oportunidades a pesar de tener un valiosísimo conocimiento, mucho más preciado que el coste de su salario.
Los empresarios están dejando escapar la oportunidad, pero lo más preocupante es que hay formas de “inventarse” un empleo donde poder aprovechar estas fortalezas.
No sé si es el miedo a tener que empezar desde cero, o la cultura tan arraigada que tenemos de curriculums, ofertas de empleo y nóminas, pero creo que si muchos de estos grandes profesionales diesen un paso al frente y se atreviesen a dedicarse a la formación, en cualquiera de sus variantes, en pocos años todos seríamos mejores profesionales.
Martinez dice
Me gusta el articulo, aunque algunas conceptos creo que a mi me los han explicado mal , como ser pro-activos,
que para mi superiores es : soluciona todo muy rápido , lo mas importante no es la calidad, porque hay que atender muchas averías y si tienes problemas apáñatelas como puedas y sobre todo ” hay que ir mas rápido” hay miles como tu que lo hacen mejor y mas rápido.
Eugenio Nieto dice
La definición que te han dado no es la de la proactividad, es la de “correr como pollo sin cabeza”, aunque así nunca soluciones los problemas, creando una burbuja que antes o después estallará.
Si realmente hubieran miles que lo hacen mejor, ya te hubieran despedido, así que creo que solamente se trata de una forma desacertada de motivarte.
Desgraciadamente, tu situación es muy común, sobre todo en las pequeñas empresas.
Saludos
Luis Tobar dice
Excelente comentario pues es la realidad, y me quedo que uno tiene que seguir preparándose día a día con investigaciones de lo que necesita. Soy técnico electromecánico y me gusta seguir estudiando para mejorar mi servició.
Eugenio Nieto dice
Bien dicho Luis
walter dice
excelente aporte Eugenio, has dicho una gran verdad, el empleador busca cubrir ciertos puestos y no vee otras destresas que pueda tener el trabajador, como dicen hay que tener ojo clinico, un fuerte abrazo Eugenio.
Eugenio Nieto dice
Un abrazo Walter
Ramiro dice
La verdad muy bueno tu articulo como siempre ,y con una vision muy realista ,tambien te comento que hay empresas que cobran como tecnicos de su personal,pero otras veces ni terminaron el secundario .
saludos
Ramiro
Eugenio Nieto dice
Hay empresas que cobran como si sus técnicos estuviesen muy especializados, mientras les pagan como a aprendices.
Por eso es importante que sepamos cuánto vale nuestro trabajo.
Saludos
Jose L. Zuleta dice
Excelente articulo, y quería agregar algo sobre la Titulitis o cultura del cartón, como yo la llamo, este es un problema social generado por una falsa premisa. Esta se genera en el seno familiar, y consiste en un mensaje impreso en las mentes de las personas en formación el cual es -debes obtener un titulo para que cuando seas mayor seas alguien en la vida- cuando el mensaje debería ser – que para desarrollarse en la vida debe acumularse la mayor cantidad de conocimiento posible- el primer enunciado nos lleva a lanzarnos el la ruta feroz por obtener un titulo. Esa ruta supone la selección de los mejores colegios y universidades que en teoría son dirigidos por personas reconocidas de probada solvencia académica, pero si vamos al articulo escrito encontramos que muchas de estas personas y las instituciones padecen de los defectos antes descritos, por que son empleados y las instituciones son los patronos, lo que permite concluir que tal solvencia no esta garantizada. El mensaje que la sociedad debe imprimir sobre las futuras generaciones, es la obtención de la mayor cantidad de conocimiento posible, orientándolo hacia su uso racional en pro del bien propio y común simultaneamente, esta actitud debe generar un proceso de aprendizaje armónico y coherente con la personalidad del individuo, lo que le va a permitir desarrollar sus actitudes al máximo de sus capacidades, este proceso no pasa necesariamente por la asistencia a una institución educativa, aunque esta puede ser parte de el. En un momento determinado del proceso de formación las personas deben irse incorporando a los sistemas productivos de la sociedad y la medición para que esto ocurra debe ser su capacidad real para realizar una actividad de forma efectiva y no de una capacidad supuesta por un papel que así lo testifica. Esta opinión la hago sin menoscabo de una gran cantidad de profesionales con los que he trabajado y que con gran esfuerzo y dedicación han obtenido el conocimiento que poseen y desarrollan. De algún modo emprendieron en la vida la ruta de obtención del conocimiento desviándose de la premisa inicial, lo que les ha permitido tener un desarrollo optimo.
Eugenio Nieto dice
Estoy de acuerdo, aunque yo matizaría que no se trata solo de acumular el mayor conocimiento posible (salvo que el objetivo sea participar en concursos culturales), sino de enfocarte en adquirir el conocimiento que te ayuda a dominar una materia, o a complementarla (por ejemplo, puedes ser muy bueno reparando máquinas, pero para redactar correctamente un informe o documentación técnica necesitas otra serie de conocimientos). Si además te queda tiempo y energía para formarte en temas independientes, mejor todavía.
Un saludo
Manuel dice
me parece un articulo excelente que toca todos los aspectos importantes a tener en cuenta. Personalmente opino que por desgracia la inteligencia. se mide por títulos y no se valoran los aspectos que tan elocuentemente has descrito
Muchos empresarios y empresas de captación deberían leer tu articulo
hay un aspecto mas que me gustaría aportar y que se tardan años para poder desarrollar y tiene que estar en continuo aprendizaje. Para mi es muy importante y no lo encuentro fácilmente
El Olfato
Aquel que te. ayuda a descubrir que ocurre en una avería
un saludo a todos
Manuel
Eugenio Nieto dice
Manuel, comparto contigo que un título no garantiza la inteligencia.
De hecho, alguna vez me he encontrado profesionales con titulación, que me han hecho preguntarme qué técnica usarían para aprobar los exámenes 🙂
Respecto al olfato, es una buena forma de llamarlo. Para mí, es la capacidad de intuir el comportamiento de lo invisible. Por ejemplo, el electricista es capaz de formar una imagen visual de la corriente eléctrica, prediciendo su comportamiento aunque no pueda verse. Ocurre igual con un técnico de sonido, que visualiza las ondas sonoras e intuye cómo se reflejan o dispersan. Cuando llegas a este nivel de convertir lo abstracto en algo tangible, aumenta tu capacidad de diagnosticar una avería.
Rafael Barroso dice
Como siempre, magnifico relato.
Hay una cosa que no se como encajar en el mismo, se trata de algo que oí hace tiempo, y es que todos debemos buscar aquello que nos haga felices y para lo cual seamos algo así como los mejores, escuché que todos teníamos un talento que dejaríamos con la boca abierta a todos los que nos rodean.
Pues bien, llevo años, 50, buscando ese talento mío, me dedico a esto de la reparación en la electrónica desde hace mas de 30 años y todavía me pregunto donde estará mi talento, pues a diario, veo personas/colegas que me superan con creces en muchos aspectos, eso si, hay ocasiones, que esas mismas personas/colegas a los que supero, eso me hace pensar cosas, y es que no siempre seremos ni mejores ni peores, creo que tenemos días.
Si es cierto que me dedicaría a esto sin cobrar absolutamente nada, pues me apasiona lo que hago, pero tengo una mala costumbre, comer aunque sea un par de veces al día, y tengo una serie de gastos fijos en la familia que si no hago frente a ellos, se me mosquean los que me los suministran.
Seguramente nunca le haya pasado a nadie, que piensas que te puede tocar un cupón de esos que te quita de los problemas económicos, cupón o lotería, u lo que sea, pues a mi me pasa de vez en cuando que pienso en ello, si me tocase algo así, estoy seguro que no dejaría de hacer lo que hago, la diferencia sería que en vez de hacerlo por necesidad, lo haría por gusto, y digo esto por que a veces tiene uno que hacer cosas, que a lo mejor no es lo que mas se le apetezca, por ejemplo, a las cuatro de la tarde en día mas bien caluroso, estar dentro de un RITS o recinto de infraestructura de telecomunicaciones superior después de haberle dado todo el día el sol, con mas de cuarenta grados en su interior reparando un equipo de cabecera, como aunque me apasione y me encante mirar estas cosas, la verdad, no se lo que mas se apetezca en ese momento, si no lo necesitase, no estaría a esas horas, pero si hay urgencia, y a un usuario que no ve el partido de fútbol, créeme, le es muy urgente.
Ojo, que podrías decir, en vez de ir a las cuatro de la tarde, vas a las 8 de la mañana, he estado, y créeme, cuando hace calor, hace calor, este mes de julio en Jerez ha sido de récord, e incluso a esa hora ya hacía tela de calor dentro.
A veces tengo que dejar de hacer algo, pues cuando veo las horas que llevo invertida en ese asunto, una de dos, continúo por pasión o si lo pienso fríamente, tengo que rentabilizar mi tiempo, y tengo que dejarlo por no interesar ni a mi, ni a mi cliente.
Lo mío no lo llamaría cabezonería, yo lo llamaría persistencia, pues hay veces que se me atascan asuntos y le insisto y le insisto hasta dar con lo que era, y, seguro que tampoco os ha pasado a ninguno, cuando doy con el problema, en ocasiones, es algo que se me fue por alto al principio.
Que me enrollo al final, como casi siempre que escribo me pasa, lo dicho, aquí estaré encantado de seguir leyendo tus post y seguir aprendiendo de personas como tu, saludos y felicidades.
Eugenio Nieto dice
Estoy muy de acuerdo contigo, Rafael.
Sobre el tema del talento, hace poco escuché una definición que me gustó bastante. Decía que el talento es aquello que dominamos y nos apasiona. Si no sentimos pasión simplemente es una habilidad.
Por lo tanto, ese es tu talento. No importa que otro lo haga mejor. Siempre habrá alguien que te supere en conocimiento. Lo importante es que con tu talento soluciones problemas, y si además te da para comer, qué más se puede pedir.
Por cierto, por aquí el mes de julio también ha sido un infierno. En una ocasión tuve que ponerme guantes para bajar por una escalera de una depuradora porque no soportaba la temperatura del hierro.
Igual que tú, si tuviese suficiente dinero seguiría trabajando. Simplemente seleccionaría los trabajos y proyectos con los que realmente disfrutase, y rechazaría el resto.
Saludos
Domingo Dominguez dice
Magnífico relato sobre la realidad Eugenio. Por mi parte, lo que he notado en los últimos años, a la hora de optar a un empleo, es que normalmente el seleccionador, y sobre todo en puestos técnicos especializados, no tiene la más remota idea de en que consiste el puesto que esta ofertando. Y finalmente su desicion de basa en conceptos que el conoce, pero que no tienen nada que ver con el trabajo a realizar.
Siempre me ha hecho gracia el ejemplo, que pidan alguien que sepa programar autómatas o variadores, sin embargo la empresa no tiene ni los programas para hacerlo, ni un portátil para darte.
Eugenio Nieto dice
Hay casos aún más extremos, como pedir experiencia reparando placas electrónicas, y no tienen ni soldador, ni equipos de medida 🙂