Hay reparaciones que parecen más una sesión de bricolaje. Para los que nos gusta el trabajo manual unido a la creatividad, esto es todo un caramelo. Me he divertido trabajando, y además he resuelto un problema grave. Al terminar se me ha puesto una sonrisa brotada del subconsciente, que al final es lo que hace que quiera dedicarme a esto. Por eso quiero compartirlo contigo, porque espero que tú tengas la misma sensación cuando superas los pequeños retos del trabajo.
El problema
Se trata de una máquina que trabaja de forma intensiva, prácticamente durante toda la jornada. Está ubicada en una línea de fabricación de precocinados, y se utiliza para varios productos. En la planta no hay otra máquina similar que pueda sustituirla en caso de avería, así que cuando falla se paraliza una gran parte de la producción.
La cuestión es que falló un viernes por la mañana. La avería era algo simple: Un ventilador no funcionaba. Este ventilador hace fluir aire a través de un radiador de aceite hidráulico, y además ventila el resto del compartimento de la máquina, donde se encuentra la bomba hidráulica y una bomba de vacío. La consecuencia es que se recalentaron tanto el fluido hidráulico como la bomba de vacío. Para poder terminar la producción, dejamos un tubo de aire comprimido soplando en esta zona, hasta finalizar el turno.
El diagnóstico
Tras comprobar que le llegaba tensión, se desmontó el ventilador, de 24V de corriente continua. El eje giraba con normalidad, por lo que no parecía gripado ni con problemas en los rodamientos. Era viernes por la tarde. Además, por aquí es difícil encontrar repuestos disponibles, así que parecía que el lunes no habría máquina. Se abrió el motor del ventilador para intentar repararlo. La tapa superior estaba remachada, por lo que hubo que abrirla golpeando. En uno de los golpes se dañó la placa de baquelita que soporta los portaescobillas. Una vez abierto, vimos que las escobillas estaban agotadas. La solución era fácil: cambiar las escobillas. Sin embargo, la complicación de la placa rota hacía inviable la intervención. Quedaban dos alternativas: pedir un ventilador dejando la máquina parada al menos un día, o reparar la placa.
La reparación
Como me encantan los retos y no me gusta dejar una máquina parada, sobre todo cuando es tan importante para la producción, decidí repararla. Pensé que acoplando unos trozos de circuito impreso podría funcionar, pero no estaba nada convencido. Finalmente, pensé que era mejor fabricar una placa nueva, así que me puse a ello.
- Primero dibujé la forma sobre una placa de circuito impreso virgen de fibra de vidrio, con un lápiz, usando los trozos rotos como plantilla.
- Como sabía que el lápiz se borraría al trabajar con la placa, repasé el dibujo grabándolo con un punzón afilado.
- Para que se viese mejor el dibujo grabado, lo repasé con un rotulador permanente y después lo limpié con alcohol, para que quedase únicamente la tinta en el grabado.
- El paso más entretenido fue cortar el circuito con el taladro para circuitos impresos y la cuchilla circular. También hice los orificios con una broca y los repasé con una fresa para ensancharlos a la medida de los remaches. Tuve que hacer algún repaso con la cuchilla manual para que entrasen bien los portaescobillas. Empecé el viernes por la noche (alrededor de una hora) y continué el sábado por la mañana (dos horas más).
- La placa virgen tenía una cara de cobre, así que debía eliminarlo para hacerla aislante. La sumergí en cloruro férrico durante media hora, como si estuviese fabricando una placa electrónica normal. El cobre desapareció, y un lavado la dejó lista.
- Finalmente, monté los elementos y escobillas nuevas. No quedaba tan estético como el original, pero funcionaba. Cerré el motor y lo probé con una fuente de alimentación. Iba como la seda. La fabricación de la placa me llevó tres horas en total.
- Al colocar el ventilador en la máquina y ponerlo en marcha, me sentí muy orgulloso. Podrían trabajar el lunes a primera hora, y además había salvado al ventilador de la chatarra (llámame sentimental).
Lecciones aprendidas
A veces vale la pena meterse de lleno en una intervención de este tipo. Por supuesto, es más cómodo pedir un ventilador nuevo y sustituirlo, y puede que resulte más económico que el coste de la mano de obra. Sin embargo, hay que valorar el coste global, contando con la producción perdida.
La necesidad nos hace avanzar. En situaciones de menor presión, es muy fácil buscar un proveedor que nos pueda enviar un repuesto, siempre podemos meterle prisa y usar un transporte urgente. Sin embargo, cuando tenemos pocas opciones, es cuando nos vemos obligados a agudizar el ingenio y centrarnos en solucionar el problema rápidamente.
Las dudas siempre están ahí, pero hay que echarle valor. Suena un poco dramático, tratándose de la placa de un motorcillo, y no de una central nuclear, pero a la hora de valorar los riesgos, es difícil tomar una decisión. Antes de lanzarme a reparar la placa pensaba en que quizás no funcionase. Podía quedar mal, romperse al manipularla, o cualquier otro imprevisto. Si finalmente no podía repararlo, habría perdido un tiempo que no puedo cobrar al cliente. También cabía la posibilidad de que me llevase mucho más tiempo del esperado. Finalmente me arriesgué, porque lo único que podía perder era mi tiempo. Además, si funcionaba, el cliente se quitaría un peso de encima, y en realidad estamos para eso, para solucionar sus problemas.
Ahora tú
Ésta ha sido mi experiencia de hoy. Espero haberte inspirado para hacer más “bricolaje” en estas situaciones.
Ahora actúa: suscríbete a la newsletter si todavía no lo has hecho, y deja tu comentario aquí abajo. ¿Cuál ha sido tu última experiencia de este tipo? ¿También sonríes cuando superas un reto, por pequeño que sea?
Soledad Arias dice
Que tanta razón tienes cuando hablas de la gratificación por la creatividad, es algo con valor en si mismo y ningún dinero sustituye el regocijo de haber hecho bien lo que pintaba con poco futuro. Podría sentarme horas o días enteros a escucharte y no me cansaría. Gracias por esos artículos y ojalá sean más frecuentes que tu debes tener historias como para enciclopedia. Saludos.