Preparando el minicurso de reparación de placas electrónicas me han venido a la cabeza gratos recuerdos.
Estaba preparando un apartado sobre las distintas opciones que existen para acceder a la formación, una de ellas la mentoría, o como se dice ahora, el mentoring.
Muchos hemos tenido mentores sin saberlo. Quizás porque antes se llamaban maestros, o de otras formas, cuando no estábamos tan “anglificados”.
No es cuestión de contratar al mejor del mundo en tu oficio para que te oriente.
Quién no ha trabajado en alguna empresa donde había un veterano, dispuesto a responder a cualquier pregunta.
El valor de esa información es incalculable, y si no me crees pide presupuesto a alguien que ofrezca servicios de mentoría, verás que puede cobrar entre 100 y 500 euros por hora, sin despeinarse. Y realmente lo vale.
Mi primer mentor marcó toda mi carrera. Recuerdo muchas de sus frases, y alguna vez me sorprendo repitiéndolas, y me acuerdo de él, como quien menciona al autor cuando pronuncia una cita célebre.
Yo tenía 17 años. Trabajaba en la discoteca Loka, de Badalona.
Mi jefe, Cayetano (alias Tano), decidió hacer una reforma, y llamó a su primo, que también se llamaba Cayetano y se había quedado en paro poco antes, porque la fábrica donde trabajaba como técnico de mantenimiento había quebrado.
Como yo era el único del equipo que entendía de cables aparte de él, nos pusimos los dos con todo el trabajo eléctrico. En dos semanas desmantelamos toda la instalación eléctrica de la sala de baile. Cientos de metros de cables, decenas de focos, equipos de control de iluminación, sonido, cuadros eléctricos, sistemas de ventilación, etc. También se construyó una cabina de DJ y una barra de bar nueva.
Se rehizo toda la instalación. Bueno, debo admitir que todo el trabajo mental lo hizo él, porque yo apenas tenía experiencia en equipos eléctricos, más allá de mis experimentos como maker (ahora se llama así, pero en aquel tiempo era un tarao, porque tampoco se usaba la palabra friki).
Yo iba preguntando todo lo que no entendía, y la verdad es que aprendí muchísimo.
Después de la reforma, que incluyó un cambio de nombre de la discoteca, para pasar a llamarse Radar Badalona, seguíamos yendo por las mañanas para ir retocando todo lo que no había dado tiempo durante la reforma.
Recuerdo que modificábamos algunas luces, reparábamos luminarias de emergencia, y pocos detalles más.
Lo que recuerdo muy bien era la ceremonia de cada mañana:
Me esperaba en el bar de la esquina.
Nos tomábamos un café y un chupito de ginebra con menta, “para desatascar”.
Después íbamos a la discoteca en su coche y buscábamos aparcamiento (eso sí que era toda una ceremonia).
Pasábamos por una panadería para comprar una barra de pan, porque traía un chorizo picante de su pueblo.
Reparábamos algo, y después nos comíamos el chorizo para reponer fuerzas y seguir.
Yo solo cobraba por las sesiones en las que se abría la discoteca, en las que empecé como camarero y acabé como lightjockey.
Por lo tanto, los trabajos de mantenimiento los hacía gratis. No me importaba, si me hubiera quedado en casa estaría sin hacer nada.
Me encantaba ese trabajo. Disfrutaba reparando, pero más disfrutaba del chorizo picante y otros manjares.
Muchos estudiantes hacen prácticas sin cobrar, y algunas empresas se aprovechan para quitarse de encima los trabajos sucios.
En mi caso, doy por muy bien invertido aquel tiempo, porque seguramente eso me ayudó a ser el técnico que soy hoy.
Aunque aquella temporada no duró mucho, creo que fueron un par de meses, recuerdo muchas expresiones que usaba, como “el foco es el marido de la foca”, o “dale calor” cuando quería que conectase algún equipo.
Después de aquello me encargué yo solo del mantenimiento, hasta un año después, creo, cuando dejé aquel trabajo, poco antes de cumplir el servicio militar (madre mía, qué viejo me estoy sintiendo).
Ahora, después de aprender de muchos y también enseñar a algunos, soy yo el que ayuda a otros técnicos a formarse, y espero que aprendan como yo aprendí de él.
Hace unos 20 años de aquella época, cómo pasa el tiempo.
No hemos vuelto a vernos, aunque mantengo contacto con su hija por Facebook (bueno, en realidad veo algunas publicaciones, porque debo reconocer que soy muy dejado para mantener contacto activo con la gente). Espero que le vaya todo bien, por lo que veo en algún pantallazo de Facebook disfruta de sus nietos y familia.
Por eso aprovecho ahora para dedicarle este recuerdo, y recomendar a todo el mundo que ponga un mentor en su vida. Tanto si puede pagar 500€ por hora (qué suerte) como si trabaja por poco dinero para aprender de los veteranos (solo si es para aprender mucho, que tampoco hay que abusar), porque lo que aprenda será para siempre.
Un abrazo, Cayetano.
Emprendedor dice
Muy buen artículo e inspirador. Gracias.
Miguel Angel Escobar Barnica dice
Muy bueno el post, y sus comentarios, se ve que son de gente seria que reconocen las capacidades y la voluntad de transmitirlas a esos jovenes avidos de aprender; felicidades.
guiem dice
Muy bueno el artículo y también los comentarios.
Mi opinión es que en la actual situación socio-económica son muy pocos los mentores que reciben una respuesta positiva (ni siquiera económica) a su labor.
Espero que algún día cambie.
Un saludo.
Eugenio Nieto dice
Estoy de acuerdo.
Por eso he creído importante rendir mi pequeño homenaje.
No todo se resuelve con dinero. Mostrar reconocimiento es muy necesario, y todavía es gratis.
Así que si todos mostramos un poco de reconocimiento hacia quienes nos ayudan a aprender, ayudaremos a equilibrar un poco la balanza.
Saludos
Daniel dice
Todos en la vida tenemos a alguien a quien seguir….por eso es importante reconoser a quienes nos ensenan. Un saludo!!!!
Eugenio Nieto dice
Así es, Daniel.
Compartir el conocimiento siempre es digno de reconocer, aunque sea bastante tiempo después.
Saludos
Rodolfo Urdiales Reyes dice
Siempre he dicho que uno pasa de ser un experto a TUTOR o MAESTRO o SENSEI cuando uno mismo es capaz de trasmitir el CONOCIMIENTO a otra persona. Muchas personas son egoistas al no querer transmitir esos conocimientos, por que temen perder sus clientes o su trabajo. Pero ahora con las tendenciasde de codigo abierto y de hardware abierto confirman lo que una vez le dije, El conocimienteo se puede trasnmitir, pero la ACTITUD para seguir aprendiendo esa nunca. Esa reside en cada persona.
Eugenio Nieto dice
Quien teme perder su trabajo por compartir el conocimiento suele acabar perdiéndolo por otros motivos.
Además, si ha perdido el espíritu del trabajo en equipo, tiene más complicado su futuro profesional.
Angel Almaraz dice
He pasado por experiencias similares a las tuyas y es cierto que de las personas veteranas es de las que más se aprende.
Es cierto que nuestros profesores nos dan mucha información teórica pero de practicas… tarari que vi. No hay nada como unos buenos oficiales bien rodados y como bien dices, ahora los llamamos mentores.
Un abrazo compañero.
Eugenio Nieto dice
Un abrazo Angel