Siguiendo los comentarios que aparecen cada día en la red sobre la iluminación con tecnología LED, me he animado a compartir mi experiencia, con la esperanza de arrojar algo de luz y ayudar a comprender mejor esta tecnología, que estoy absolutamente convencido que se convertirá en el estándar del futuro.
Primeramente, comentaré el funcionamiento de un LED. Algunos materiales tienen la capacidad de transformar la energía eléctrica en radiación luminosa. Sin entrar en mucho detalle, podemos decir que un led se compone de un trozo de cristal de silicio con algunas características especiales, que emite luz al ser atravesado por una corriente eléctrica. La mayor parte de la energía se transforma en luz, y una pequeña proporción se irradia en forma de calor. En las bombillas incandescentes ocurre justo al contrario, casi toda la energía se convierte en calor. Si no te lo crees, conecta un led y una bombilla incandescente durante una hora. Después toca las dos a la vez y ponte crema para las quemaduras en el dedo que ha tocado la bombilla. La evidencia es que la tecnología led es de las que mejor aprovechan la energía, incluso que los fluorescentes y lámparas de bajo consumo.
Un led funciona con una cantidad de corriente muy pequeña, y una tensión baja. Para poder aplicarlo a una instalación doméstica o industrial, es necesario adaptar esta corriente. El led trabaja a una tensión constante, pero absorbe toda la corriente que reciba hasta destruirse. Por lo tanto es necesario limitar esta corriente hasta valores seguros. En los casos más simples, es suficiente con conectar una resistencia en serie, pero debemos tener en cuenta que la resistencia transforma la corriente en calor, que es justo el efecto contrario al deseado. Por este motivo, en casos donde se desea minimizar la temperatura disipada y optimizar el rendimiento energético, se utilizan circuitos electrónicos que aprovechen al máximo la energía.
El peor enemigo para un led es el calor. Una luminaria trabajando directamente bajo radiaciones solares tendrá una vida mucho menor que en un lugar resguardado y bien ventilado. Por lo tanto, antes de instalar un equipo a pleno sol será necesario comprobar muy bien su calidad. Los drivers más modernos permiten limitar la corriente del led en situaciones de riesgo, para que éste trabaje de modo más seguro, reduciendo si es necesario el flujo luminoso. Así se consigue alargar notablemente su vida.
Los leds se fabrican en Asia. Sobre todo en China. Fuera de este país apenas existen fabricantes (de hecho creo recordar que no existen, y si hay alguno es en algún país muy cercano, aunque no puedo asegurarlo). Los leds comercializados en Europa y América han sido fabricados en Asia, aunque los circuitos de control y alimentación pueden fabricarse por cualquiera. Así, los grandes y famosos fabricantes, en realidad solo fabrican las luminarias, utilizando leds comprados a estos fabricantes asiáticos. La calidad de los leds se ha multiplicado en los últimos años. Recuerdo haber trabajado con leds que se desoldaban de sus disipadores por la temperatura, y otros que se fundían en pocos días trabajando a pleno sol. En la actualidad, esto sería algo insólito. Lo que más ha evolucionado no son los leds en sí, sino la electrónica asociada. De este modo se ha conseguido mejorar la cantidad de luz emitida con la misma energía, reduciendo además la temperatura. Este efecto se consigue mandando impulsos de corriente de alta intensidad al led, pero durante muy poco tiempo, permitiendo que se disipe el calor antes del siguiente impulso. Con un circuito bien diseñado, se aumenta la luz con menor consumo de energía y calor disipado, aunque lógicamente el coste de la luminaria aumenta. La electrónica también permite integrar filtros que anulen totalmente la energía reactiva, o las interferencias con la red, de forma que la compatibilidad electromagnética puede ser absoluta.
Respecto al respeto por el medio ambiente, debemos ser honestos. La fabricación de un led utiliza materiales que en algunos casos supone un gran impacto ambiental, además de los riesgos para la salud que tienen al ser manipulados. A cambio, obtenemos un ahorro energético durante la vida de este led, que suele compensar con creces este impacto. También debe considerarse el hecho de que el cableado puede ser más delgado, ahorrando materiales en la instalación. Es decir que contaminamos al fabricarlo, pero prevenimos gran parte de la contaminación durante su vida útil.
En lo referente a la calidad de la luz, esta tecnología permite obtener cualquier color, y con cualquier ángulo de luz, sea directamente, o mediante lentes adaptadas o difusores. Un claro ejemplo son las pantallas led, con una calidad insuperable en la reproducción del color.
Para resumir, comentaré que la calidad de una luminaria depende de muchos factores, así que será necesario estudiar muy bien las opciones disponibles antes de decidirnos. Sin embargo, podemos afirmar que en las aplicaciones más básicas, como la iluminación doméstica, el mercado ya está maduro, y podemos comprar luminarias muy económicas que nos permitirán reducir la factura energética de forma notable. Mi recomendación es instalar lámparas led en las zonas más utilizadas de la vivienda, como salas de estar o cocinas, sin dudarlo. En el resto de salas, donde las luces están apagadas la mayor parte del tiempo, el ahorro no es tan evidente, aunque sigue siendo una buena opción. Respecto a la industria o comercios, por ejemplo, sí es recomendable un asesoramiento o estudio previo, puesto que las luminarias estarán actuando mucho tiempo, y los costes de mantenimiento y explotación pueden variar bastante según la solución adoptada.
Espero haber ayudado a aclarar algunas dudas, y si queréis más información, solo tenéis que decirlo. Agradezco cualquier comentario.
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