Carlos es jefe de mantenimiento.
Tiene a dos técnicos a su cargo.
Un día a la semana, dedica toda su jornada a organizar el trabajo del equipo.
Acciones programadas…
Estado de las reparaciones abiertas…
Pedidos de recambios…
Mirar presupuestos de proveedores…
Documentar todo lo que se ha hecho durante la semana…
Preparar la semana siguiente…
Durante la semana van surgiendo imprevistos.
El siguiente día de planificación debe repasar lo que se ha hecho y lo que no.
Así cada semana.
Tiene la sensación de falta de control.
Se siente agobiado porque las cosas no salen exactamente como había planeado.
Los técnicos van resolviendo problemas sobre la marcha.
Tanto Carlos como sus técnicos trabajan sin parar.
Ocho horas cada día.
Carlos debe intervenir en muchas averías.
Cada vez tiene menos tiempo.
Cree que la solución es contratar a una persona.
Alguien que gestione el trabajo administrativo.
Lo habla con su superior, y deciden contratar a alguien.
Durante los primeros días, Carlos debe enseñarle cómo funciona todo.
Después debe estar siempre resolviendo dudas.
Muchos datos técnicos.
Sobre averías…
Sobre pedidos…
Sobre planificación…
Al cabo de seis meses, Carlos está peor que antes.
Siente que dedica más tiempo a la gestión, cuando debería suceder lo contrario.
Además hay que pagar un salario más.
Siente que están peor que al principio.
¿Cómo puede ser?
Hay dos formas de resolver los problemas.
– Crear nuevos sistemas.
– Simplificar los sistemas.
Añadir a una persona al equipo supone más pasos en todos los sistemas.
Si no se tiene en cuenta esto, la solución puede resultar más cara que el problema.
Cada persona, debe ser autónoma, hacer su trabajo sin depender de nadie más.
Aunque haya buena comunicación y coordinación.
El salario de una persona adicional, supone 12 o 14 pagas al año.
¿Qué te parecería reducirlo a una o dos?
¿Y si además redujeras tu trabajo?
Hay una forma.
Usa una herramienta que te permita automatizar gran parte de la información.
Que te ocupe 10 o 20 minutos al día.
Documentas lo que se ha hecho…
Creas los pedidos a proveedores…
Compruebas los pedidos en curso…
Los trabajos en ejecución…
Las acciones programadas previstas…
Todo accesible con un par de clics.
Revisas, analizas y decides.
En pocos minutos.
Así es como Carlos vio que no necesitaba un día a la semana para planificar.
Empezó a dedicar unos 10 minutos al principio de la jornada.
Y otros 10 a mitad del turno.
Ganó control, tranquilidad y confianza.
Ahora está seguro de que, si no hubiera cambiado el sistema, su salud no lo habría soportado.
Tiene más tiempo, que puede dedicar a preparar proyectos que aumentan la productividad de la fábrica.
Es decir, hace más cosas trabajando menos.
Sus técnicos tienen claro las tareas y el orden en el que ejecutarlas.
¿Qué ha hecho Carlos para cambiar?
Se ha convertido en un Planificador Zafiro.
Ha aprendido a zafirplanificar.
Con Zafirplan.
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